Corté jamón.
Me toqué el dedo.
Corté jamón.
Me corté el dedo.
Paré.
Volví a cortar jamón.
Me volví a cortar el dedo.
Volví a cortar jamón y ahora el corte fue más profundo.
Me curé con tiritas de puntos.
Luego, volví, desmonté el jamón del jamonero y lo recoloqué.
Ahora corto sin problemas, pero me queda una pregunta:
¿Por qué no lo recoloqué antes?
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