Ayer me dieron una mala noticia.
Tenía dos posibilidades: disgustarme o sonreír.
Los que me conocen ya saben cual elegí y algunos ya saben lo
mejor.
No perdí mi positivismo, sonreí a la vida y la vida me
devolvió la sonrisa.
Con ello, quiero decir que las cosas me van bien, que la
mala noticia desapareció y todo volvió a la normalidad.
Podéis creer en el libro del Secreto, en los ángeles o en lo
que sea, pero que nada os robe la sonrisa. A veces, existe la magia.
Por otra parte, alguien me comentó, que hay gente que no
disfruta de mi felicidad… no se lo voy a echar en cara a nadie, pero si esto es
cierto… si la felicidad de alguien depende de mi infelicidad: le auguro una
larga depresión.
Un abrazo, gracias por leerme, se os quiere.
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