Hoy he vuelto
al mar.
Lo hago un
mes más tarde que el año pasado, gracias a la piscina de la UJI.
No obstante,
las sensaciones son parecidas. Eso sí, con menos frio.
Acostumbrado
ya al cubículo de agua clorada, el mar es grande, se balancea y de vez en
cuando piensas en tiburones, monstruos del Lago Ness o medusas gigantes.
Luego, llega
el momento de desconectar, de pensar que es tu playa, que el mar te respeta,
que vas a controlar la situación y te convences de ser el Rey de los Mares…
El 28
empieza la temporada de triatlones y hay que estar preparado.
En resumen:
entrenamiento hecho y encima he distraído a los 5 abuelitos que se han sentado
en su banquito a verme pasar.
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